¡Bienvenido a un nuevo episodio del podcast Exosfericos!
¡Una nave espacial llena de tecnología extraterrestre adelantada miles de años a la que tenemos los humanos! ¡Un extraterrestre que es… verde! ¿Será primo lejano de Hulk? ¡Desde luego ésto acaba de prenderse!
¡Hola, humano!
Espero que tu cuarentena sea leve, entre pan de banana, cortes de cabello extremos, Tik Toks bailables y, con suerte, trabajo. Aunque, claro, ésto último tiene sus pros y sus contras. Un pro es definitivamente el teletrabajo: desde casa y en pijama, o vestido con ropa decente de cintura para arriba para aparentar ser una persona seria en tus reuniones de Zoom (aunque siempre hay alguno que va más allá.) Un contra, desde luego, sería el tener que desplazarte a tu trabajo. Así que vamos a hablar un poco sobre eso: cuarentena y trabajo.
Empezando con agradecer tener trabajo para quien le valga. La verdad es que hay mucha gente que está en situaciones precarias por no tener un sustento, fijo o no, y que está buscando como loco un empleo. En mi caso personal tengo la suerte de tener trabajo y estar cumpliendo mis obligaciones desde casa, no puedo quejarme. Sin embargo, debo confesar que justo antes de todo este lío del Covid-19, ya había decidido que éste sería mi último año en la empresa donde trabajo. Pero claro, con toda esta situación, ya me dirás. Ahora todo me sabe a incertidumbre. Puñetas, con el trabajo que me había costado convencerme de que ahí fuera hay algo mejor para mí.
No me malinterpretes, me gusta mi trabajo y soy bueno en él, pero siento haber llegado ya a un límite de crecimiento (y no me refiero a mi sueldo, que tiene espacio para mejorar si la empresa crece.) Como que ya ha llegado mi tiempo, no hay nada nuevo que vaya a poder hacer. Además, soy una persona excesivamente curiosa y, aún sin ser experto de nada, soy aprendiz de muchas de mis pasiones. Así que, aunque no tenía muy claro qué iba a hacer con mi vida, y eso me tenía en vilo, zozobra y ansiedad, decidí dar el salto de dejar mi trabajo aún sin saber qué vendría después. Pensé que las respuestas vendrían aunque fuera por la necesidad (o por el ingenio de descubrirlo naturalmente).
A veces hay que aprender a decir que no. Eso lo sabemos todos. Sin embargo, lo que no tanta gente dice es que, en muchas ocasiones, debemos aprender a decirnos que NO a nosotros mismo. Aprender a ponernos límites. Aprender a hacer aún con miedo. ¡Qué sé yo qué voy a hacer con mi vida! Pero si sigo anclado en la comodidad de tener un trabajo, por mucho que busque y me queje, no existen la prisa ni la necesidad. Y con esa excusa por delante empiezas a dejar pasar muchas cosas con las que no te sientes en total conformidad. Y yo, adorado escucha/lector/compañero humano, me he hartado de esto.
Con toda esta historia, a donde quiero llegar (aparte de auto motivarme un poco más), es a que analices situaciones de tu vida. La inconformidad en el trabajo era un medio, pero estoy seguro que hay otros factores en tu vida con los que no te sientes tan cómodo y que estás dejando pasar. Ocurre en las relaciones con otros, familia, amigos; ocurre con decisiones que tomas sobre ti mismo; ocurre con el tiempo que dedicas a tu crecimiento, a tus hobbies o pasiones. Cosas que dejas pasar por temor, o por no valorarlas lo suficiente, poniendo excusas para posponerlas y olvidarte de ellas. Obligaciones para contigo que tienen menos peso en tu agenda diaria que cualquier otra necesidad de trabajo o familiar. ¿Te suena de lo que te hablo? ¿Esa vocecita que te grita desde atrás de tu cabeza, enterrada bajo millones de necesidades triviales? ¿Te has preguntado qué pasaría en tu vida si las antepusieras al resto? ¿Si dejaras de ponerte en último lugar?
¿El PRO gigante que me ha dejado la cuarentena y el teletrabajo? El tener tiempo y no tener excusas para hacer cosas que llevaba postergando durante siglos, ¡como el podcast Exosféricos! Y no, no es como que si no haces nada no has sido productivo. Mis primeros días de cuarentena (y algunos sueltos también) los he dedicado íntegramente a vaguear como si me fuera la vida en ello. Mi cuerpo así me lo pedía, y quizá tú debas escuchar también las necesidades de tu cuerpo, eso también es ser productivo.
Con esta reflexión te dejo: dedícate tiempo y ganas. Haz las cosas que te apetece hacer. Lánzate, con miedo y sin él. El miedo es bueno porque te protege y te mantiene alerta, pero no debe paralizarte. Eres humano y, ¿sabes qué? Eso significa que tienes las capacidades y aptitudes para superar cada situación que se te presente, de una u otra manera.
Eres más fuerte de lo que tú mismo crees 🙂
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¡Un abrazo intergaláctico que atraviese tiempo y espacio!
PD: no seas como Rodríguez, no tienes por qué ir a trabajar, tienes opciones, incluso si eso significa dimitir. A menos, claro que lo que quieras es trabajar en pijama sin importar desde dónde, claro. Eres libre.